Vivimos tan en automático que a veces nos olvidamos de lo básico: que nuestro cuerpo está registrando todo.
Cómo comemos. Qué pensamos. Cuánto dormimos. Cómo nos tratamos.

Y cuando algo se desequilibra, no tarda en avisar.
Solo que a veces no lo escuchamos. O lo tapamos. O lo dejamos para más adelante.
Malestares digestivos, inflamación, ansiedad o cansancio persistente no son casualidad. Son señales.

Este blog no busca alarmarte, sino ayudarte a mirar lo que ya sabés.

Porque muchas veces, la verdadera transformación empieza ahí: cuando dejás de normalizar lo que incomoda, y te preguntás con honestidad qué necesitás cambiar. Tu cuerpo habla y cada síntoma es un mensaje, una señal para que pares un momento, respires y te preguntes: “¿Qué necesito cambiar para sentirme mejor?”

3 ideas para empezar:

1-Dejá de normalizar lo que no debería ser normal. Si te levantás todos los días con malestar, es hora de preguntarte por qué.
2-Observá qué comés y cómo te hace sentir. No para obsesionarte, sino para conectar causa y efecto.
3-Hacé una pausa antes de reaccionar. El estrés no viene solo. Muchas veces llega junto al plato que comés apurada, al café que tomás sin pensar, al vaso de agua que no te servís.

Tu cuerpo no necesita recetas mágicas ni extremos imposibles de sostener.
Necesita que lo escuches, que entiendas qué te está pidiendo, y que pases a la acción.

🌱 Recordá: No estamos para silenciar síntomas, estamos para entender qué nos quieren decir. 

 

Gracias por estar acá

-Estefania